Rinseña de Rin, de Harold Sakuishi

¿Qué malo es el chiste, no? Bueno, no importa. Estamos en esto después de haber leído los cuatro capítulos que lleva el manga Rin, de Harold Hakuishi, auto de Gorillaman. Esto es un poco broma, ¿quién ha leído Gorillaman? Ni el propio Harorudo se acuerda de él. 


En esta ocasión, el señor Sakuishi cuenta la historia de Fushimi, un estudiante de instituto que quiere ser mangaka profesional algún día. Ahora bien, estarán pensando en Bakuman. Ni de casualidad. Bakuman partía de los esquemas de cuentos de princesas y caballeros, de manera intencionada, con los ideales nobles y el consabido final de siempre. Rin es bastante más adulto, bastante más inteligente, y es una buena muestra de los talentos del autor, que se distingue por la profundidad de sus personajes y la desnudez de sus complejos y miserias personales. Dentro del manga y los tópicos, es una diferencia real. Vamos a poner un ejemplo: normalmente, en los mangas se muestra siempre que, al principio, los personajes protagonistas se sienten muy impresionados por el ambiente al que acceden (en este caso, el mundo editorial, Tokio); se enseña siempre como un proceso de profunda transformación personal, y se refuerza con la caricatura típica, ya sea la gota de sudor o mohín con los labios. Lo que dota de más hondura a las obras de Sakuishi es que ese proceso es más completo, no se muestra simplemente la impresión, sino que hay un camino desde  "él es mejor" ,lo cual no implica que Fushimi mismo sea bueno, sino directamente "yo soy peor" y consecuentemente, "soy basura, nunca seré tan bueno como él" "él es hijo de un profesor de arte" "me dijeron que lo dejase", ¿se entiende, no? Hay un recuento, siempre lo hay, y de ello se devienen pocos caminos. En este caso, la conclusión es estoica. Fushimi quiere ser mangaka. Siempre quiso serlo. Vamos a ser mangakas, incluso aunque no podamos. No es mero entusiasmo, no es negación de la realidad típica del shonen; es una conclusión epictetiana: no hay elección, es esto o la nada. La vida no está abierta para mí, sino que tengo algo que hacer. Con un cuchillo en la boca, vamos a morir por Santiago. 

Llegados a este punto, empieza la historia de otra chica, Rin. Ella es una consejera solicitada por su capacidad de ver el futuro. O sea, una medium. Al mismo tiempo, lleva camino de convertirse en la típica idol japonesa, a desgana y arrastrada por otros. En una reunión de la editorial a la que acude Fushimi como ganador de un premio, se conocen y sienten una conexión. Vamos a detenernos en el personaje femenino de Sakuishi. Igual que en BECK, la protagonista femenina del manga es el arquetipo de ente superior. Son todas protagonistas de la era post- Radiohead, si lo piensan, como su canción Creep: la chica es mejor que nuestro protagonistas, pero de alguna  forma se fija en él y le brinda su apoyo. Da que pensar el hecho de que alguien que sólo tiene cuatro años menos que mi padre escriba este tipo de cosas. ¿En qué momento el señor Sakuishi, que es considerablemente mayor, se hizo con un sentimiento tan de los '90? Qué tipo de cultura tendrá, qué tipo de vida espiritual tiene un hombre maduro que escribe con personajes como un postadolescente. 

Perdón, no me distraigo, eso lo dejaremos para otro momento. La cuestión es que en esta reunión aparece de forma presencial (no como antes, solamente mencionado) el rival de Fushimi, cómo no, mucho mejor que él, cómo no, destinado a cambiar el manga para siempre y hacer de la revista Taurus la nueva referencia mundial de manga (tiembla, Shounen Jump). ¿Cómo no? Los personajes de manga que son adversarios no quieren ser publicados, no son chicos normales que se conforman con el torneo, son LOS MEJORES, son SOBRENATURALES, son ELEGIDOS. El entorno realista nunca es impedimenta para el alucine del mangaka: sépanlo, uno no hace grandes cosas inspirándose en mediocridades, necesita que su rival sea el Dante de los mangakas, el Sófocles de Kodansha, el Arthur Conan Doyle del arte secuencial. ¿Si algo funciona, para qué tocarlo?

Todas la réplicas las salva el señor Sakuishi cuando introduce el elemento misterioso/ espiritual en la trama,. ¿Acaso por la novedad? No, por Dios. Lo que ocurre es que, a diferencia de otras obras, donde es un elemento que otorga extravagancia y fascinación (XXXHolic), en este caso es alienación. Sí, es un manga que no habla de marginados sociales, hikikomoris ni ninguna otra fijación pero introduce ALIENCACIÓN. ¿En el mundo real? ¿Eso existe? Sí. 

De cuatro capítulos, esto es lo que podemos sacar. Volveremos por más, ya que lo incluiremos en el manga del mes. 

¡Un saludo!