Crítica negativa de Rebuild 3.0: alerta de spoilers

Como es normal, tras haber visto el filme y haber tenido una opinión de él; tras haber pasado por todas las fases (negación, ira, negociación, depresión, aceptación) en tan solo ¡15 horas!, vamos a iniciar la serie de críticas sobre la tercera crítica de Rebuild: la mala. La seguirán la buena y la pragmática, que analizará los aspectos formales de la cinta, como la lógica de los acontecimientos, lo que podemos esperar de la siguiente y lo que hemos visto hasta ahora.

Empecemos.

El primer golpe de catarsis que busca la cinta es el aislamiento emocional de Shinji, que se escenifica de la misma forma en que se hacía cuando, en la serie original, nuestro prota llega a NERV para hacerse con el dominio del Evangelion 1. Sin embargo, hay un problema: nada encaja. Sí, encaja que Shinji no entienda nada, encaja que Suzuhara lo trate bien, pero no encaja esa rabia que todos sienten hacia él, ese resentimiento, por que, a poco que se piensa, no tiene sentido; a Shinji nunca se le ha explicado nada del Eva, cosa que Misato y Ritsuko saben bien; él pensaba que hacía bien al ir a salvar a Rei pelear con el Ángel. Todos lo celebraron entonces. ¿Ahora esperan que lo entienda todo de golpe? Eso se puede entender por parte de un niño, de Asuka, que sigue siendo una cría a pesar de tener 28 años, por que se comporta como tal, pero no del resto de personajes. 


¿Por qué se hace así? Pues para crear la sensación de aislamiento. Pero eso no se adecua con la lógica de cada personaje. Se ve raro. No encaja. Es destrozar un poco el trabajo de las tres películas anteriores para buscar un efecto superficial en el espectador, por que te lo vas a cargar luego cuando conozca a Kaworu. 

Acaso el mayor error de la película es el personaje de Asuka, junto, tal vez, al de Kaworu y Fujutsuki. A los dos últimos ya llegaremos, baste decir que Asuka es de los mejores personajes de la serie, casi el mejor junto a Rei y Misato, pero en la película se esfuerzan en simplificarla. Sí que se sienten algunas muestras de mejora, como el hecho de que piense en los demás y sea más discreta en el ambiente social; pero también es verdad que en ningún momento se le da ni el mínimo desarrollo, nada de cancha para que muestre algo. Mal. ¿Por qué se hace esto? Por razones comerciales. Es sencillo: Rebuild 3.0 es una mala película, un cúmulo de desastres uno encima de otro, pero debajo de todos esos desastres subyace el hecho de que es más una película de acción que una película de Evangelion. Y en esto, Asuka es primordial. Asuka no se desarrolla nada por que hay que tenerla dando vueltas, pegando gritos y gesticulando muy fuerte; se la mantiene haciendo esto el noventa por ciento de sus intervenciones, y eso es, como decíamos al principio, la mayor falla de Rebuild 3.0.

¿Qué es lo que hace grande a Evangelion? Los silencios, los cortes desagradables, las tomas a media distancia eternas. Los momentos en los que no pasa nada. En Rebuild no hay nada de eso. Siempre pasa algo, siempre hay un ángel, siempre gráficos de ordenador, bichos con muchas patas y gigantescos rayos láser. Pero no hay intimidad. Vamos a aislarlo: 

No hay NADA de intimidad. 

Llegamos a Kaworu. Si hay algo que sirve para demostrar el mayor error de la película es el siguiente detalle: cuando Shinji y Kaworu tocan el piano, empiezan a aparecer miles de rótulos, de imágenes de notas superpuestas, pintadas de rojo, amarillo, verde, azul, sobre fondos de colores básicos y chillones. MAL. Posiblemente esos colores estén relacionados con la clasificación de las notas por la temperatura del color, posiblemente la textura de la imagen y del filtro digan algo acerca de la escala musical... posiblemente sea un alegato tremendo, una tesis doctoral concentrada acerca de la sensibilidad musical. No importa. No es interesante. Si hubiesen utilizado un plano grande, un general, y hubieran dejado tocando la música (torpe, por cierto, debió seguir tocando de forma torpe, en vez de convertirse aquello en un dueto de Nueva Orleans tras dos segundos de práctica) y el resto en silencio, eso nos habría dado la idea de la intimidad. Pero no. Había que llenarlo todo de cositas, de tonterías comerciales, para que fuese como en el resto de animes. Lo cierto es que en global, la relación con Kaworu se ha hecho más fluida, menos incómoda, pero también es cierto que esa incomodidad que pudimos ver resultó catártica, el último toque de locura antes de perdernos en el frenopático. Aquí, eso se diluye en favor de crear la típica relación redentora entre amigos, tan común en el manga. 

La escena del piano ya tumba, para mí, casi toda la película. No puede ser que la cosa sea así. No puede ser que en una película donde los personajes son lo importante, se pierdan en tonterías de este estilo, por que es muy infantil. Claro que esto luego tendrá sentido: seguro, es Anno. Seguro que se monta una estratagema argumental y/o estructural para que todo esto sea algo simbólico, pero las cosas no funcionan así: hay que tener pelotas y pelos sobre ellas para trabajarte tus personajes, por que tienen que ESTAR VIVOS, no pueden simplemente funcionar en la comparsa de la trama. Esa batalla es primordial, no puede ser que hayan pasado otros 105 min y tres películas y, tras amagar con cambiar un poco al personaje, te hayas quedado en tierra de nadie. Por amor de Dios. 

Y mencionábamos que Fuyutsuki es el tercer mayor error de la película. El subdirector de NERV siempre ha cumplido una función: irrelevante. Era perfecto. Sabíamos que estaba enamorado de Yui, sabemos que es severo, tranquilo, inteligente. Nunca pisó el protagonismo de otros innecesariamente, nunca reclamó nada más allá de lo necesario al espectador. Estaba ahí, recogidito en sí mismo, guardando el sitio y bien definido. Ahora tiene que aparecer y contar todo el melodrama en cinco segundos con la excusa de ¿jugar al Go? Pase, a los japoneses les va mucho esta teatralidad. Ojo, luego está el hecho de sentarse AL LADO de Lilith, y que casualmente vuelva la luz y eso apoye su explicación en 0,5 seg para que a Shinji le de un ataque de histeria. Pase todo eso, son fallos humanos. Pero, ¿de dónde viene todo? Esto derrumba todas las características plantadas hasta ahora; adiós al hombre sensible, dado vuelta de la vida. Ahora tenemos a un chiflado que cuenta la historia (¡a un niño de 14 años!), observa la locura del afectado y dice: ah, pues nada, te lo cuento y me largo por ahí... ¿a jugar al Go? Es que es muy duro esto. 

Además, están los errores menores, como Gendo. En la escena en que se encuentra con Shinji, empieza a hablar, le explica las cosas y el chico le pregunta, lo interrumpe, y al llegar a la parte coyuntural, Gendo simplemente dice "fin de la conversación", ¡como un contestador automático! ¡Es una caricatura de sí mismo! Nos pareció tan gracioso, tan verdaderamente simbólico. 

En resumen, nos pareció un despropósito constituido por un montón de pequeños despropósitos coronados por la escena final, verdaderamente otra muestra de decadencia, en la que Asuka, a pesar de haberle querido romperle la cara, se afana en salvar la vida a Shinji mientras la nueva Rei los sigue. Se podría decir que esos son los verdaderos sentimientos de Asuka que salen e la luz, como Misato cuando no puede accionar el ejecutor para matar a su elegido. Pero, entonces, la réplica acude de forma casi instantánea a nosotros: ¿Por qué no antes, por qué no parar un segundo y dejarnos disfrutar de los ¡14! años que han pasado, de lo mucho que Asuka ha sufrido, de la mujer en que se ha convertido... ¿en qué mujer se ha convertido? Ella es la verdadera protagonista, y si te falla eso, poco queda salvable.