Últimamente Rin

He de reconocer que hace un mes y medio, cunado sacaron el capítulo de Rin, lo leí con bastante desgana: otro mes de bajona, pérdida de acción o interés; uno de esos pasajes tan comunes en el manga en que el protagonista del shonen se convierte en un bobalicón, mojigato e insoportable. 


Pero hace unos días leí de tirón los dos capítulos; volví a tragarme el momento pocho e insatisfactorio de autocuestionamiento del personaje y pasé directo al capítulo de Julio, en el que nuestro muchacho recibe su raison d'être (dibujar el manga inacabado, Torus) y vuelve a introducir el tema de lo paranormal en la trama, para darle protagonismo al interés romántico de la serie. 

Y, de repente, nuestro protagonista recupera su amor por el manga. Vuelve el entusiasmo, y gracias a ello también mejora el ritmo en la trama. Ogure Ito, antes de empezar a dibujar historias llenas de pechos, sudor e imágenes que son eufemismos de pene, se inició en el noble arte del hentai y el ecchi, andadura que luego le sirvió para endurecer los miembros de varios miembros de fanclubs. El sublime arte del ecchi, esencial para escribir páginas y páginas de tensión sexual entre Nami y Luffy, o Robin y Luffy, o Boa Hancock y Luffy, y que al final nunca pase nada. Me ha generado mucho entusiasmo este cambio de sentido, no solo por la energía que ha insuflado al manga, sino por la inventiva que le te Sakuishi al pensar en la clase de manga ecchi que haría él (por que de eso se trata este manga, un alter ego que da la opinión del autor sobre el manga en general). Aunque es cierto que gasta muuuucho espacio. 

Y sin embargo, temo que esto se convierta en un viaje sin retorno hacia los abismos del típico shonen-de-aprendizaje, lleno de moralinas, opiniones aburridas y conclusiones obvias que nos dejen un vacío de lo que en realidad interesa: el desarrollo vital basado en la creatividad, en el autonocimiento; en otras palabras, el desarrollo del artista, no del ninja/pirata/shinigami/samurai disfrazado de dibujante de manga. 

Así que, por una parte, contento con la mejoría reciente, pero preocupados por el giro que puede dar la historia.